Son muchas las cuestiones a tener en cuenta para la jubilación. Edad, años cotizados, el sueldo, el momento… en México, Europa, Estados Unidos e incluso Asia se están llevando a cabo medidas de ajuste para adecuarlo a las nuevas realidades socioeconómicas.
Actualmente, los sistemas de pensiones en México están regidos a nivel federal por una pluralidad de leyes que se desprenden del artículo 123 constitucional y que incluyen la Ley del Seguro Social (LSS), la Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro (LSAR), Ley de Protección y Defensa al Usuario de Servicios Financieros (Lcondusef) y la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (LISSSTE).
Hay que mencionar que también existen las leyes de pensiones y jubilaciones de cada entidad federativa, universidades y municipios, entre otros.
La gente, los medios de comunicación, en la calle, en las oficinas, en los noticiarios utilizan la palabra jubilación y pensión como si significaran lo mismo y en realidad hay diferencias que no son sutiles o mínimas, por el contrario son profundas y plantean panoramas y privilegios muy distintos para quien las recibe.
Un jubilado goza de una serie de compensaciones extra que le otorga su empresa o su sindicato, en pocas palabras: se trata de un dinero más que se suma al que la persona ya recibe por su retiro o pensión.
Así las cosas, podemos decir que un jubilado es un ex trabajador de prácticamente cualquier sindicato, ya sea de empresas privadas o paraestatales, por ejemplo IMSS, ISSSTE, Telmex, sindicato de maestros, Pemex, trabajadores del gobierno de la Ciudad de México, sindicato del Infonavit, y en general se refiere a ex trabajadores que tuvieron contratos colectivos de trabajo.
La otra cara de la moneda son los pensionados, recordemos que una pensión es la cantidad de dinero que recibe un trabajador por haber cotizado en el IMSS o en el ISSSTE, pero generalmente en México las pensiones promedian 30% del último salario del ex trabajador.