Todas las empresas, en función del país en el que desarrollen su actividad fiscal, deberán tributar y pagar toda una serie de impuestos y justificar todos sus movimientos económicos y financieros al fisco, es decir, a la institución estatal pública. Es por ello, que la contabilidad en la empresa también deberá registrar todos los tributos a los que debe hacer frente.
La contabilidad fiscal es de suma importancia, pues es a través de ésta por la que se realizan los informes y registros necesarios en función de los cuales la empresa deberá pagar los impuestos pertinentes.
De la presentación de estos registros y de su contenido, así dependerá la cuantía del impuesto a pagar. Por lo que es fundamental que todo empresario se valga de la ayuda de un buen profesional o asesor que prepare estos informes de manera clara y sin engaños.
A diferencia de lo que pasa, por ejemplo, con los informes de la contabilidad administrativa, los informes de contabilidad fiscal se deben preparar y presentar de acuerdo a las normas de contabilidad financiera. De esta manera, se facilita el trabajo también a las instituciones públicas. Ésta es una de las principales características de la contabilidad fiscal, y la cual la diferencia del resto de variedades de contabilidad.
La contabilidad fiscal, por tanto, determina la base imponible y el cálculo de los impuestos a pagar por parte de la empresa.